No sabes nada...

Que te crees Dios y no tienes ni puta idea. Vas de sobrado pensando que me conoces y no sabes que no soporto que me hablen por las mañanas, que hay momentos en los que el silencio es la mejor respuesta y que no me puedo dormir sin un beso de buenas noches. Que disfruto como una enana comiéndome un huevo Kinder y montando el regalito, que me gusta ver series infantiles. Tampoco sabes que tengo ataques de bipolaridad, que en el momento en que mi risa es más escandalosa rompo a llorar, que tengo enfados de cinco minutos y pataletas de niños de cinco años. Que vivo por y para amar, que tengo enamoramientos de paradas de autobús y colas de supermercados y una carpeta de canciones en mi iPod para cada persona que me ha llegado. Que siento miedo en los días rojos, lloro en las tardes negras y adoro tus mañanas verde-agua. A lo mejor si supieras que cuando hace frío y me pongo mil sudaderas mías me resfrío, pero que si me abrazas aunque estemos a bajo cero y en tirantas mi temperatura sobrepasa los cuarenta grados, entonces a lo mejor me hubieras curado varias gripes. Que adoro las historias de bares, putas y corazones rotos, que me muevo a base de impulsos y que la vida no se mide por las veces que respira, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento y tú eres el único que me provocas esa puta sensación. C Mejías